Para que el mundo siga en marcha es necesario el mantenimiento regular de los principales activos. Al supervisar el rendimiento de los equipos y programar las tareas de mantenimiento cuando sean necesarias, se reduce la probabilidad de tiempo de inactividad inesperado debido a fallos en los equipos, disminuye el gasto en mantenimiento "reactivo”, los costos en reparaciones de equipos y se amplía la vida útil de la infraestructura, maquinaria y equipo.